El Alianza: ayer fue chongo, hoy un templo |
Por Sócrates Araníbar Luna
Viajaba en una Coaster por la avenida José Pardo con rumbo a mi
domicilio en el Callao y justo se sale malogrando en la esquina con Gálvez. Como
no tenía ningún apuro, decidí dar una vuelta por mi antiguo barrio. Después de
casi treinta años volví a pasar por la 17 de Gálvez. Eran las horas de la siesta
y recordé que hace más de cincuenta años, a esa misma hora empezaba el
movimiento para entrar al cine Alianza, toda una leyenda en Lince. Y mil
anécdotas llegaron a mi mente…
Los personajes del Alianza…
Desde la 2.00 p.m. empezaba el movimiento. A esa hora se ubicaba Don
Enrique con el sanguito más rico de Lima sobre su tabla con dados para la timba
de ‘grande y chica’. Los vagos sentados
en la vereda con sus novelitas de cowboys de Marcial Lafuente Estefanía ò "James
Bond 007" de Ian Fleming (versión bolsillo), las habitas (chicle
serrano) y un enjambre de personajes:
" Maca", "El Lechugano", que pregonaba sus papitas
rellenas: ...”¡veneno, veneno!”. Kike (que era el operador), su hermano "Babita", mi causa "Cuteto" (por razones de investigación),
el cojo Mario q. e. p. d., el Ciego Pancho, Cara de Gallo, mis primos "Los
locos Luna", y yo (a la Escuela en la mañana y no daban tareas como hoy).
Las películas perdidas...
Debe haber sido el cine más barato de Lima junto al Huáscar de los
Barrios Altos y donde se proyectaban las películas más antiguas, las que ya habían dado
la vuelta tres veces por todo el Perú Sin embargo, iban los intelectuales a
buscar filmes trascendentales, ya que al no existir aún los Cines-clubs era imposible
verlos en otro lugar. No era raro ver en la platea alta a don Alfonso Delboy, a Sebastián
Salazar Bondy, a Pedro Ureta, padre de el Loco Ureta. En una reciente entrevista Ricardo
Bedoya (de "El placer de los
ojos") confesó ser asiduo parroquiano del cine Alianza porque ahí
encontraba películas clásicas que se le habían escapado hacía muchos años.
Tan popular era el cine que la chispa barrial le colocó apodos jugando
con los nombres de cines de primera categoría: Metropulga, Aliambra etc.
A la última función de noche asistían diversos personajes arquetípicos:
los que iban a ver la película, los que iban a joder, los "brócolis"
(Matta, "Aguila Coja"), los mostaceros, los chacchadores de coca y
los que roncaban dormidos (había que tirarles pepas de durazno para que no
hagan ruido), y si la película era mala el chongo se generalizaba.
John Wayne, Bebe y el famoso chongo…
Recuerdo uno de los chongos más famosos.
Escena de El Hombre Quieto:
John Wayne entra a la fuerza a la casa de Maureen O´Hara, se besan, apagan la
luz y luego se oscurece la escena... amanece y cantan los pajaritos... desde el
lado derecho se escucha una voz aguardentosa:
-
Bebe, ¿se
la cachoooó?
-
Síiii! –
responde Bebe desde el frente con su inocente voz de pito.
La mamá de Bebe, una voluminosa
dama que se sentaba siempre en la última banca,
no se aguanta:
-
¡Bebe ya
escuché, en la casa te reviento!!!
Cinco minutos de risas y cada diez minutos se repite el chongo. La gente
esperaba que la sala quede en silencio y surgía nuevamente la imitación de la
voz de la señora (era Makachorrin)...
-
¡Bebeeeeee,
ya te escuchéeee!
Jamás me reí tanto en una sala de cine. Confieso que yo también imité a
la señora, pero una sola vez. Y al pobre Bebe, el inocente personaje de la voz
de pito, la frase le quedó pegada a los
oídos durante varios años; al pasar por la calle los vecinos linceños lo
saludaban con este latiguillo
-
¡ Bebe, ya
te escuché!...
A ese entrañable viejo Cine lo repletaban en Semana Santa gente de todo
Lima que buscaban "La Pasion de
Cristo" (versiòn muda) que tan gastada andaba que terminó durando sólo
15 minutos. Otros habitúes buscaban el Cine Negro francés de los cuarentas. y allí
sentado en una de sus bancas apolilladas vi una estupenda versión francesa de "El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde", en
la que Mr. Hyde era un chaplinesco personaje llamado "Opalo"...chapa que heredó mi causa Miguel Matta Zevallos.
Cerró el viejo cine y se cerró toda una etapa de la vida de Lince y
Lobatón y las imágenes de su ecran volaron al infinito, pero dicen los que aún
viven por el lugar que -como en La Canciòn
del Viejo Roxy de Joan Manuel Serrat- por las madrugadas se escuchan las voces
de Marlon Brando, Humphrey Bogart, Jean Servais, Marilyn, con acústica de salón
vacío... Ah, y también se puede escuchar los ecos de la voz de la madre (q. e. p.
d.) de Bebe
-
Bebe, ya te
escuché, en la casa te revientooo!!!
(Esta serial continuará la próxima semana…)