Por Sócrates Araníbar Luna
I. Circos
en la Plaza México
Hoy
al pasar por la avenida de La Marina, me acordé de los circos misios de mi infancia.
Al corazón de Lince nunca iban los circos porque no había un descampado ad hoc
para los mismos, todos llegaban a la primera cuadra de la Av. México, frente a
la maderera Lanfranco, la cual además tenía el negocio del café. Y hasta ahí
llegaban gentes de la Victoria, de Garcilaso, de Risso, de Santa Beatriz. Es
que ese parquecito, al lado del Cine Libertad y la línea del tranvía Lima - Chorrillos, era el vértice donde confluían
gentes de tres distritos.
II. Función
de gancho, 2 x 1…
La
expectativa de los niños se iniciaba un par de días antes, desde el momento en
que empezaban a armar los aparejos. Las
carpas estaban parchadas, las tribunas eran tablones llenos de astillas, los animales
hacían sentir el olor de sus excrementos a dos cuadras a la redonda, los
carromatos tenían huecos por todo lado, el equipo de sonido era un pickup de 1940 que aturdía los oídos con su terrible scratch; y la orquesta... si se le podía llamar orquesta, estaba integrada por un baterista y un trompetista que siempre
actuaban borrachos. Pero antes se propagandizaba la función via megáfono desde un charcheroso Ford de
1941, el cual descargaba volantes en papel cometa que los niños se peleaban por
recoger:
“¡A pedido del público, función
de gaaaaaancho, 2 x 1, no se lo pierda!!!”
III. Ay
qué ricoooo…
Recuerdo
el Circo Cavallini, aquel en que la familia era dueña completa de la carpa, lo
era todo, el que vendía boletos era payaso (Pimbolo), el equilibrista era también
boletero (Aldo Cavallini el "ay que
ricoooo" de la TV). Una de las atracciones era un burro llamado Toribio.
Otro de los espectáculos era el del Mago que siempre fallaba y en lugar de
sacar un conejo de la galera agarraba aire, pero no importaba, eso era para la
risa, y al "Tragafuegos". Recuerdo
además al circo del Tony Perejil, el Montecarlo que todavía circula por
los conos.
IV. Ridi
pagliaccio...
Hoy también, en temporada de circos , recordé la vieja película "Trapecio",
con Burt
, Gina y Tony Curtis, en la que Lancaster y Tony no eran doblados, pues
en sus inicios fueron trapecistas profesionales. Otra película fue "El espectáculo más grande del mundo" en la que un payaso James Stewart era un
fugitivo de la policía y era arrestado al final con su viejo traje de colores,
y otra (no recuerdo el título) en la que Jerry Lewis en su papel de payaso
lloraba porque no podía hacer reír al niño triste y este se rió al ver un
payaso que lloraba.
V.
Coda.
Hoy
subí al trapecio del recuerdo y -dando un triple salto mortal- caí sobre los
zapatazos del payaso y por la cuerda floja de mis mejillas se me deslizaron dos
lágrimas que golpearon sobre el aserrín de mis añoranzas…
Sòcrates
Araníbar 19.07.2015
que recuerdos...los que viviamos en Galvez formamos una manchita para zamparnos por entre los palos. y entre linceños y victorianos habia una rivalidad tremenda, no era lo mismo con la gente de Santa Beatriz que eran gente más tranquila.
ResponderEliminar