…!que vivan todos los vasos
de cerveza en todas las playas
y cantinas del mundo…!
-Luis Hernández-
POR SÓCRATES ARANIBAR LUNA
Tarea para la casa: !Adivina en qué chingana linceña tomamos esta foto! |
¡Bares de Lince que hemos pisado! Incontables. Y no por la cantidad
sino porque cualquier ciudadano con más de seis copas en el organismo, se mete
a cualquier local y muchas veces ni recuerda por donde anduvo, con quién brindó,
con quién empezó, con quién terminó, de qué discutió, quién lo picó, a quién
picó, a quién camaroneó, con cuanto dinero entró y con cuánto salió…
A quién madruga Dios lo ayuda. Quien madruga, duerme por
la tarde. Quién duerme por la tarde, no duerme por la noche. Quién no duerme
en la noche, sale a chupar. Conclusión: Dios ayuda a los que salen a chupar.
Todas las anécdotas que traen esas reuniones cantineras. Es difícil
decir por donde comenzar, porque mayormente, cuando un bohemio visita un bar, es que ya inició la
juerga en otro lugar.
¡Bienaventurados los borrachos, porque ellos verán a Dios dos
veces!
Y bien, uno entraba a refrescarse en verano, al salir del cine, al
celebrar un partido en el estadio que estaba tan cerca, a compartir una
noticia, alegre o triste. O, la mayoría de veces, ¡por las únicas y reverendas
ganas de chupar!
Agua de las Verdes Matas, tu me pierdes,
tu me matas, me haces mearme las medias y después andar a gatas.
Si empezamos por el norte de Lince deberíamos iniciar el recorrido obligatoriamente en Santa Beatriz, que aunque –
legalmente no es Lince- está adherido como poto y calzón a Manuel Segura: en
Teodoro Cárdenas se escuchaban los tacazos y el golpeteo de las bolas en la
buchaca dos cuadras antes de llegar al Billar el Sol y su mancha respectiva (
Oziel, Moisés García Da Silva ( Calato), Pachoy, César Herrera (“La Bruja de Lince”), Manuel
Ramos Junchaya, Jorge Alejos, “Pan de a 15” “ el Characato Mendoza, Don Marciano Ramos
(Papa de Calanca), “Sangre de Pato”, “ el Compadre Tato”, que durmió 3 días en la Comisaría de Lince por
culpa nuestra (cada vez que se acuerda llora),
el colorado “Raffles”, “ Chupo” (Félix Zavala), Ishiro Abawe y los
“Zurdos” Alfredo “Bizarro” y Carlos “Pichòn” Hernandez… bueno frente al billar
estaba la cantina de “ El Fígaro” ( antigua casa del negro “Nieves”), quien también
regentaba una peluquería que la heredó
“El Flaco”. el peluquero que cantaba yaravíes con Llerén.
Este famoso flaco peluquero de Lince tiene sus anécdotas: cada vez
que regresaba su mujer del mercado (una chola piernona) le sacaba la mierda
(por siaca, por lo que hubiera podido suceder) y se ponía de mal humor cuando llegaba a cortarse el pelo porque le alejaba a los otros
clientes que esperaban, porque con tan tremenda cabeza empezaba con las tijeras
un lunes por la mañana y terminaba el miércoles por la tarde (dicen que le
cortaba por zonas). El inolvidable personaje bohemio que paraba con casi todo Lince, Lucho Cucalòn, el Chato Gamarra, Carlos Pando (Valverde), Joe Soto (del Perù),
el “ Colorado” (que es negro) “Pisquito”, el “Loco” Carlos Luna, Calanca, Koka,
Beto Mejia, Hildebrando Zambrano, Henry y
otros renombrados “bebedores sociales”.
La cantina era grande y decía que El Figaro era picantería, pero nunca cocinaban nada, o sea era sólo
chupódromo. Caminando unos 20 metros hacia Plaza México,
volteando a la mano derecha estaba el bar “ Delicias” donde a cualquier hora de
la madrugada se encontraba alguien con quien completar la tranca.
El que bebe se emborracha. El que se
emborracha duerme. El que duerme no peca. El que no peca va al cielo... y
puesto que queremos ir al cielo vamos
¡¡BEBAMOS!!
Si se bajaba por Castañeda, en la esquina con José Gálvez, se
encontraba la fonda de Rosita donde también
vendían chelas. Le llamaban “ La Silla Eléctrica ”, por que allá por los años 70s, en una de sus mesas se quedó
dormido el japonesito … que se fue pa’ la Habana porque hasta hoy no despierta.
Hacia la mitad de la 14 de Gálvez frente a la casa de Ishiro estaba
la famosa “Bruja” Amanda Sotil (que se enamoró perdidamente del “ciego” Juan
Luna), un gigantesco recreo bar con su radiola Wurlitzer y su marcador electrónico
en cada mesa, para no caminar 20
metros hasta la radiola: apretabas B 5 y sonaba el
bolero cebollero “ Nido de Amor “ de Lucho Barrios, bolero que hacía moquear a
los alcohólicos linceños.
“Tienes el cerebro comunicado con el culo. Cada vez
que te emborrachas y dices algo la
cagas”.
Avanzando a la siguiente esquina de Gálvez con
Manuel Segura, donde se hallaba la antigua
Farmacia “Velasquez”, propiedad de don Juan Velasquez, primer alcalde de Lince,
volteabas a la izquierda por Manuel
Segura para llegar a prolongación Iquitos, al bar “ZETA”, en el barrio de Carlos Revolledo (más conocido como Caña),
Napoleòn, Carlos Méndez, pero estos malogrados no chupaban allí por que les
cobraban adelantado (por su fama de perromuerteros) sino que iban a juntarse
con nosotros donde “Cañete”, bar de Ricardo Cañete, junto a la casa de Beto
Mejia (antigua Libreria “El Niño”). Cañete tenia una Wurlitzer del año de la pera
con el tragamonedas malogrado: había que darle en mano los 0.50 cts., metía la mano por detrás y accionaba el
mecanismo para activar el disco). En ese
bar también chupaban el “cojo” Mario, “Caregallo”, el “Ciego Pancho”,
“Manuelillo”, “Raffles (en qué cantina no habrá chupado este pata) y Bellido el
mayor (que se ponía terno y corbata para chupar elegante).
¡Doctor, me siento mal, todo me da
vueltas, además, me arde el corazón! - Mire, señora... Primero, no soy doctor,
soy cantinero. ¡Segundo, Ud. no está enferma, está borracha! ¡Y tercero, no le
arde el corazón, sino que tiene una teta en el cenicero!
Empezando por la 15 de Francisco Lazo estaba Chin Chin ( la cárcel)
que era una antigua encomenderia con
trastienda de puertas batientes lo que la convertia en Bar caleta. Chin Chin era
el rincòn exclusivo de Don Lucho Zevallos (Gato), Jesùs Gutierrez, el Cholo Ramos, Dante
Aranibar, don Pancho Curahua y su hermano el Mono Pedro, Ricardo Loo (Boliche),
Marciano Zevallos (Churreta), quienes después
pasaban para el de la Buena Amanda
( La Bruja ), en
una de cuyas mesas se encontraban con
una ciudadana francesa -a la que le gustaba el trago y los encuentros amorosos-
que hacia movilidad escolar de día (y por
las noches nos movía a todos). La
franchute les exprimía el tuétano a todos
ellos y después, insaciable ninfómana, daba
cuenta de todos nosotros (los menores al último). Cuentan las buenas lenguas
que una vez quedó de último mi tío Pedro Curahua (el Mono), el solterón del
barrio, y la combi VW se empezó a
remecer descontroladamente como el terremoto en Yungay, mientras se escuchaba
la voz de mi tio “!...muévete gringa muévete gringa…! Y mi tio Lucho, palomilla
como el sólo, abrió la puerta posterior y todos (25 personas) vimos a La Francesa tendida y aburridaza mientras el “Mono” con
las dos manos movía la carrocería frenéticamente. Demás está decir que no salió
de su casa por tres meses por temor a la batidera en la cárcel de “ Chin Chin”
(espero que desde donde esté, mi tío me perdone la infidencia)
…..
El beber mucho alcohol mata las neuronas,
las neuronas que mata son las más débiles. Si mata las más débiles, quedan las
más fuertes e inteligentes. Conclusión: contra más me emborracho más
inteligente me hago.
Donde Chin Chin nos atendía
Toribio, un japonès “ huasca”, cuyo color de piel colorado, denotaba que era
venticuatrino, y que después de cerrar
el local salía de madrugada con una botella de pisco a tomar “aunque sea solo” por
el centro de Lima.
Regresamos a José Gálvez y en la 17 estaba Kike y su buena música
(en su radiola se escuchaba “La
Gioconda ”, antiquísimo danzón con nuevo arreglo de Eddie
Palmieri. Después este local se convirtió en el restaurante del cantante
Roberto Silva, que cuando de ahí salíamos a jaranear a otro lado con el “Cholo”
Abanto, Carlos Ramos, José Llerén (“ ya voy en taxi”) y Lucho Cucalón, el famoso Roberto cerraba el local, botaba a
los clientes y se iba a jaranear con nosotros).
No estoy ebrio, lo que pasa es que tú estás sobrio.
En la 15 de Prolongación Iquitos estaba el “Cocoseco”, que vendía
cerveza en porrón. Allí íbamos con Andrés Valencia, que la tomaba mezclada con Coca Cola.
Había también dos trastiendas: Santiago y Molfino, pero estas eran
cantinas chicas y cuando éramos más de tres teníamos que matar la res a otro
sitio…
CONTINUARÁ …en otra cantina de Lince…, porque falta enumerar
muchas)…
AMIGO LINCEÑO: ¿por qué no nos escribes nombrando tus cantinas
inolvidables con todas sus anécdotas? . Y si tienes fotos de tus cantinas linceñas envíalas, que aquí las publicaremos gustosos. De paso
le haces publicidad a tu barrio linceño.