jueves, 13 de agosto de 2015

LOS CIRCOS POBRES DE MI INFANCIA EN LINCE.

Por Sócrates Araníbar Luna
I.  Circos en la Plaza México
Hoy al pasar por la avenida de La Marina, me acordé de los circos misios de mi infancia. Al corazón de Lince nunca iban los circos porque no había un descampado ad hoc para los mismos, todos llegaban a la primera cuadra de la Av. México, frente a la maderera Lanfranco, la cual además tenía el negocio del café. Y hasta ahí llegaban gentes de la Victoria, de Garcilaso, de Risso, de Santa Beatriz. Es que ese parquecito, al lado del Cine Libertad y la línea del tranvía Lima - Chorrillos, era el vértice donde confluían gentes de tres distritos.
II.   Función de gancho, 2 x 1…
La expectativa de los niños se iniciaba un par de días antes, desde el momento en que empezaban a armar los aparejos.  Las carpas estaban parchadas, las tribunas eran tablones llenos de astillas, los animales hacían sentir el olor de sus excrementos a dos cuadras a la redonda, los carromatos tenían huecos por todo lado, el equipo de sonido era un pickup de 1940 que aturdía los oídos con su terrible scratch; y la orquesta... si se le podía llamar orquesta, estaba integrada por un baterista y un trompetista que siempre actuaban borrachos. Pero antes se propagandizaba la función  via megáfono desde un charcheroso Ford de 1941, el cual descargaba volantes en papel cometa que los niños se peleaban por recoger:
“¡A pedido del público, función de gaaaaaancho, 2 x 1, no se lo pierda!!!”
III.  Ay qué ricoooo…
Recuerdo el Circo Cavallini, aquel en que la familia era dueña completa de la carpa, lo era todo, el que vendía boletos era payaso (Pimbolo), el equilibrista era también boletero (Aldo Cavallini el "ay que ricoooo" de la TV). Una de las atracciones era un burro llamado Toribio. Otro de los espectáculos era el del Mago que siempre fallaba y en lugar de sacar un conejo de la galera agarraba aire, pero no importaba, eso era para la risa, y al "Tragafuegos". Recuerdo además al circo del Tony Perejil, el Montecarlo que todavía circula por los conos.
IV.    Ridi pagliaccio...
Hoy también, en temporada de circos , recordé la vieja película "Trapecio", con Burt , Gina y Tony Curtis, en la que Lancaster y Tony no eran doblados, pues en sus inicios fueron trapecistas profesionales. Otra película fue "El espectáculo más grande del mundo" en la que un payaso James Stewart era un fugitivo de la policía y era arrestado al final con su viejo traje de colores, y otra (no recuerdo el título) en la que Jerry Lewis en su papel de payaso lloraba porque no podía hacer reír al niño triste y este se rió al ver un payaso que lloraba.
V.           Coda.
Hoy subí al trapecio del recuerdo y -dando un triple salto mortal- caí sobre los zapatazos del payaso y por la cuerda floja de mis mejillas se me deslizaron dos lágrimas que golpearon sobre el aserrín de mis añoranzas…

Sòcrates Araníbar 19.07.2015