lunes, 24 de junio de 2019

LA LLEGADA DEL SEÑOR DE LA CAÑA A LINCE


La imagen que se publicó días atrás en esta página de la esquina de las calles Francisco Lazo y Manuel Castañeda, actualmente es la morada de la imagen del Señor de la Caña; pero no siempre esa esquina fue su residencia. Surge entonces la pregunta que hacen los lectores, ¿cómo llegó dicha imagen al barrio? Acá les cuento la historia, asistido por mi madre que —felizmente a sus 90 años— goza de buena memoria. Este es su relato...
La aparición en Amancaes...
Corría el año 1934 de un día como hoy, 24 de junio, exactamente hace ochenta y cinco años. Y para los que aún recuerdan, era día feriado y se celebraba "El Día del Indio" con una fiesta a todo dar en la Pampa de Amancaes. El caso es que mi abuelita Elvira Calderón, como buena provinciana (era de Cajamarca, provincia de Cajabamba), se alistó desde temprano para asistir a la celebración. En esa época, por obvias razones, la movilidad era restringida. En realidad no existía un parque automotor, razón por la cual se llegaba en auto o lo que fuera hasta lo que hoy es Prolongación Tacna y Alcázar y de ahí en adelante uno estaba obligado a caminar. Ese día mi abuela empezó su recorrido y, según contaba, oyó una voz que la llamaba con insistencia:
—Elvira, ven y búscame.
Ella volteaba y no había nadie alrededor. Ignoró el llamado y siguió con rumbo a la pampa para participar de la fiesta, y a cada paso que daba escuchaba la voz que la apremiaba para que vaya en su búsqueda. Fue tanto así que, por el lapso de un cuarto de hora, la voz seguía llamándola pero ya no la urgía para que la busque sino que empezó a guiarla a un determinado lugar; y luego de aproximadamente media hora mi abuela encuentra la santa imagen semienterrada y casi destrozada. Le faltaba un brazo, y el otro en buen estado aún aprisionaba contra su pecho la caña que hasta el día de hoy conserva.  
Mi abuelita llevó la imagen a restaurar y, una vez terminado el trabajo, llevó al Señor de la Caña a su casa, Francisco Lazo 1512, donde mi abuelo David Zevallos Ronceros, más limeño que la mazamorra morada, le acondicionó una especie de capillita en la sala. Ese fue el hogar del Señor de la Caña por más de 50 años, hasta que se trasladó a la capilla donde actualmente pernocta.
¿Y qué de sus milagros? No los vamos a enumerar, pero basta acercarse a la esquinita e indagar a los vecinos.