jueves, 19 de diciembre de 2019

ROBERTO MOSQUERA UN VECINO DE LINCE QUE TRIUNFA.


Por Manuel Araníbar Luna
               “La calidad no es casualidad”
            (Luis Delgado Aparicio)
Ya lo hemos dicho, Lince es un distrito pequeño pero con grandes personajes. Roberto Mosquera Vera, es otra figura descollante de la galería de personajes famosos que han vivido en Lince. Digno heredero de una estirpe de exquisitos  futbolistas, vio la primera luz en Colombia durante los años en que su padre don Alfredo Mosquera —todo un crack— mostrara su clase en Millonarios de Bogotá al lado de Alfredo Di Stefano  y otros grandes del futbol latinoamericano. En sus primeros años estudió en el Colegio Las Américas de la avenida Militar, frente al cine Independencia. Ya casado, vivió en San Eugenio al lado del cine Alhambra. Más linceño no podía ser.
Dice el dicho que quien lo hereda no lo hurta. Su padre, don Alfredo, y sus tíos Nemesio y Máximo ‘Vides’ Mosquera han sido cracks, y de los buenos. Desde pequeño Roberto  integró las divisiones inferiores del Sporting Cristal, llamando la atención de entrenadores por sus travesuras con la pelota y endiablados toques en  pared  al lado de Julio César Uribe. En base a su calidad ambos fueron rápidamente promovidos al primer equipo con el cual obtuvieron el bicampeonato de los torneos descentralizados 79 y 80.  Asimismo Roberto fue convocado a la selección del Mundial de Argentina 78, luego obtuvo contratos en clubes de Argentina y Colombia.
Ninguneado por los grandes...
Esta semana Mosquera volvió a ser noticia, y de las buenas. Y entre las buenas, excelente. Ha obtenido el campeonato descentralizado de este año como Director Técnico  del Binacional, un modesto equipo de Juliaca, el cual desde su ascenso a la primera división fue ninguneado por los equipos grandes del balompié peruano. Mosquera conoce de esos ninguneos porque ha sido víctima de calumnias y ataques de periodistas mermeleros, de asquerosos insultos de hinchas fanáticos, sin mencionar los típicos ataques racistas. Y todo por no llevarles  el amén a dirigentes mañosos, de esos expertos en planillas dobles, contratos tramposos e increíbles perromuertos que abundan en el medio deportivo local.
Por la formación de sus padres, Roberto –sabiendo que la carrera de futbolista es efímera— no dejó de estudiar hasta seguir estudios superiores y titularse como profesional. No obstante, su pasión por el futbol pudo más. Y siguió preparándose para siempre escalando un peldaño siempre más arriba.
“¿Y este zambito para qué estudia tanto?”
En los inicios de su carrera de Director Técnico tuvo los inevitables tropiezos, dirigiendo  equipos  de primera y segunda división, algunos de ellos tan desorganizados como los precarios equipos de barrio. “Las caídas y  escollos del camino sirven para corregir y enmendar rumbos”, declaró. Jamás desistió, siguió preparándose, estudiando, actualizándose. Hasta que empezaron a llegar las distinciones: mejor entrenador peruano en el 2011. Campeón del Descentralizado y nuevamente mejor entrenador con el Sporting Cristal en 2012. Subcampeón con el Aurich y otra vez  elegido como entrenador del año en el 2014. En Bolivia, dirigiendo al Wilstermann un equipo de bajo presupuesto, goleó en la Libertadores a equipos grandes de América como el Peñarol, al Palmeiras y al Atlético Tucumán, luego al Atlético Mineiro. Luego continuarían los éxitos con el Royal Pari, un equipo al que sacó de los últimos lugares de la tabla para pelear el campeonato. Nada es casual, todo se debe al estudio y a la permanente actualización. Sin embargo, esto también causa escozores. Mosquera nos lo cuenta:
—Muchos decían: “Ese zambito que se pone terno y habla como blanco, ¿por qué estudia tanto?”.
Y es que en esta Lima hipócritamente racista aún hay gentes -y no pocas- que pregonan a los cuatro vientos su rotundo no a la discriminación, sin embargo,  en cuanto aparece un caballero de tez oscura llamado Roberto Mosquera, muy bien vestido, de buen verbo y mejor trato, y que además estudia y triunfa en el Perú y el extranjero, de inmediato lo motejan de “igualado”.
Hoy Mosquera termina el año consagrándose como campeón nuevamente con el Deportivo Binacional. Por desgracia, en este país donde hay tanta hipocresía, a algunos Felipillos sobones de todo lo que venga de afuera les sigue doliendo que un peruano estudioso haya tumbado a los equipos llamados grandes.
Los ataques continuarán. Mientras tanto, a Mosquera las distinciones y galardones le seguirán llegando.